Si estás leyendo este artículo es probable que estés embarazada -o recientemente lo hayas estado- y te encuentres atravesando una caída de cabello excesiva, por lo cual lo primero que debemos decirte es que ¡no te alarmes!
Como bien sabemos, durante el período de gestación el cuerpo atraviesa una serie de cambios que producen estrés tanto fisiológico como mental en la mujer, el cual, aunado a las variaciones en los niveles de hormonas propios de esta etapa de la vida, puede causar una caída atípica de cabello.
Ahora bien, es importante saber que el ciclo de vida de nuestro cabello consta de dos fases, la primera, que es la de crecimiento, y la segunda, que es la llamada fase de reposo. Usualmente, el 90% de nuestro cabello se encuentra en la primera fase, mientras que el 10% restante está en reposo. Cada dos a tres meses, este último porcentaje se cae para dar lugar a cabello nuevo.
En condiciones normales, tanto hombres como mujeres perdemos alrededor de 50 a 100 cabellos por día. Mientras que, durante el embarazo, el incremento en los niveles de estrógeno del cuerpo puede retardar el proceso natural de desprendimiento del cabello del folículo piloso, por lo que muchas mujeres pueden perder menos cabello del habitual durante la preñez, además de sentirlo más grueso y brillante.
Sin embargo, como cada cuerpo es un universo distinto, en un gran número de casos los abruptos cambios hormonales, así como el estrés que mencionábamos anteriormente y las condiciones médicas que acompañan el embarazo, pueden hacer que alrededor del 30% del cabello (o más) pase a la fase de reposo, para luego proceder a caerse. Este padecimiento, que clínicamente se conoce con el nombre de Efluvio Telógeno (ET), puede aparecer al principio del embarazo, a comienzos del segundo trimestre o bien después del parto; haciendo que, en contraste con lo esperado, muchas mujeres experimenten una caída de cabello mayor a la de habitual.
En el efluvio telógeno el cabello se cae en diversas zonas de la cabeza, por lo cual, si presentas parches de calvicie notables en alguna región, podría deberse a otras causas como la alopecia areata o la androgenética, independientemente de si estás esperando un bebé.
La caída del cabello causada por el ET es más frecuente en el período postparto que durante el propio embarazo, debido a la caída brusca en los niveles de estrógenos que experimenta el cuerpo posterior al nacimiento del niño.
Esta condición suele ser reversible, ya que las unidades foliculares se repondrán de manera natural al eliminar el factor causal. Por lo cual, una vez se hayan regulado los niveles hormonales y disminuido el estrés, el cabello volverá a la normalidad, aunque la recuperación completa puede tardar varios meses. De manera general, las recomendaciones a seguir son básicamente mantener una alimentación balanceada, cuidar la higiene capilar para regular la cantidad de sebo, limitar el uso de herramientas de calor, tintes y coletas muy ajustadas, así como emplear de forma regular productos específicos para la caída del pelo. En caso de que el médico tratante haya detectado alguna patología en particular que pueda estar causando la pérdida de cabello, se requerirá un tratamiento específico para el caso.